miércoles, 14 de enero de 2015

Toques obscenos en el centro de Orihuela.  Carlitos Sierra



  Llegué un lunes directo a la escuela (en ocasiones llegaba la noche del domingo para no madrugar tanto), y a eso de las once vi en el almuerzo a mis queridos amigos terminándose el barril de cerveza (las cañas eran generosas en nuestra cantina, y costaban 60 pesetas)...Yo esta vez no me uní a ellos ya que tenía examen de cultivos leñosos con el profesor Martínez Valero al día siguiente, y me fui a la biblioteca....

 Cuando a la una de la mañana, estudiando en nuestra casa, empezaba a preocuparme de que no venía nadie, llegaron varios compañeros apurados a por ropa para Oscar, que se había caído al río Segura, y los demás estaban retenidos en la comisaría de la policía nacional.

 Resulta que al cruzarse con una moza le rozaron con el dorso de la mano en el trasero. Ésta se quejó, y en lugar de irse se quedaron discutiendo con la madre que tenía una tienda cerca. La moza resultó tener 17 años (menor de edad) , y en el periódico al día siguiente se podía leer en sucesos:

 “Toques obscenos en el centro de Orihuela.” Los jóvenes JR Rodríguez de Guardamar, M. Hernández de Aguilas, O Ripoll de Castellón y J Perez de Las Torres de Cotillas fueron detenidos ayer por perpetrar una serie de toques obscenos a una menor en el centro de Orihuela. .....huyendo el joven de Castellón, que cayó al río Segura y fue salvado de morir ahogado por un agente.


  Tras leer la noticia fuimos a hablar con la señora que retiró escandalizada la denuncia al ver la exageración, y yo fui al escenario del casi ahogamiento a rescatar la chaqueta vaquera de Oscar que me contó desde el cuartelillo había escondido entre unas cañas con 40.000 pesetas en el bolsillo ( que traía para comprarse una batería de segunda mano), y que al ir a entrar a la comisaría y ver que registraban a los demás les dijo a los policías que él se tenía que ir ya que no tenía nada que ver en el asunto (en un principio solo detenían a los dos sospechosos del manotazo, y Oscar no era uno de ellos), pero  le siguieron increpándole, y él entró en el cauce embarrado del río escondiendo la chaqueta antes de resbalar en el barro y de ese “ser salvado de morir ahogado”, que en su afán sensacionalista el periodista reflejó en su crónica. Finalmente el periódico rectificó contando la verdad y todo quedó en anécdota.

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