Toques obscenos en el centro de Orihuela. Carlitos Sierra
Llegué un lunes directo a la escuela (en
ocasiones llegaba la noche del domingo para no madrugar tanto), y a eso de las
once vi en el almuerzo a mis queridos amigos terminándose el barril de cerveza
(las cañas eran generosas en nuestra cantina, y costaban 60 pesetas)...Yo esta
vez no me uní a ellos ya que tenía examen de cultivos leñosos con el profesor
Martínez Valero al día siguiente, y me fui a la biblioteca....
Cuando a la una de la mañana, estudiando en
nuestra casa, empezaba a preocuparme de que no venía nadie, llegaron varios
compañeros apurados a por ropa para Oscar, que se había caído al río Segura, y
los demás estaban retenidos en la comisaría de la policía nacional.
Resulta que al cruzarse con una moza le
rozaron con el dorso de la mano en el trasero. Ésta se quejó, y en lugar de
irse se quedaron discutiendo con la madre que tenía una tienda cerca. La moza
resultó tener 17 años (menor de edad) , y en el periódico al día siguiente se
podía leer en sucesos:
“Toques obscenos en el centro de Orihuela.”
Los jóvenes JR Rodríguez de Guardamar, M. Hernández de Aguilas, O Ripoll de
Castellón y J Perez de Las Torres de Cotillas fueron detenidos ayer por
perpetrar una serie de toques obscenos a una menor en el centro de Orihuela.
.....huyendo el joven de Castellón, que cayó al río Segura y fue salvado de
morir ahogado por un agente.
Tras leer la noticia fuimos a hablar con la
señora que retiró escandalizada la denuncia al ver la exageración, y yo fui al
escenario del casi ahogamiento a rescatar la chaqueta vaquera de Oscar que me
contó desde el cuartelillo había escondido entre unas cañas con 40.000 pesetas
en el bolsillo ( que traía para comprarse una batería de segunda mano), y que
al ir a entrar a la comisaría y ver que registraban a los demás les dijo a los
policías que él se tenía que ir ya que no tenía nada que ver en el asunto (en
un principio solo detenían a los dos sospechosos del manotazo, y Oscar no era
uno de ellos), pero le siguieron
increpándole, y él entró en el cauce embarrado del río escondiendo la chaqueta
antes de resbalar en el barro y de ese “ser salvado de morir ahogado”, que en
su afán sensacionalista el periodista reflejó en su crónica. Finalmente el
periódico rectificó contando la verdad y todo quedó en anécdota.
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