LA TUNA, LAS BORREGADAS, LAS FIESTAS DE SAN ISIDRO Y EL PAPA FRANCISCO EN MANILA. Carlitos Sierra
Me dispongo a resumir cuatro destacados
capítulos en uno, y voy a empezar por una noticia que anoche me emocionó al
verla en el telediario. El Papa Francisco en Manila, en una misa ante varios
millones de fieles, y una niña de unos 12 años leyendo sobre la incomprensión
de que Dios permita el abuso sexual y la miseria de miles de niños en su
ciudad, situación que ella misma había sufrido recientemente. Al final le
abraza, y el periodista afirma que tras la lectura su santidad afirmaba que
tampoco lo entiende...
Seguro que a continuación Francisco aclaraba
su postura al estilo del cuento de otro Jesuita, “Toni de Melo”, que relata la
reflexión de un hombre ante la visión de una niña desvalida que reclama
indignado a Dios: “Por qué no haces nada”, y Dios le contesta con cariño: “Si
he hecho algo....Te he hecho a ti...”.
Hace más de 20 años, en nuestra escuela de
Orihuela celebrábamos dos grandes fiestas, a parte de las particulares de “la
Cabaña”. La “Borregadas” a principio de
curso, y “las fiestas de San Isidro Labrador” (nuestro ilustre patrón) en mayo.
Como en todas las Universidades, siempre había
quejas de abusos en la bienvenida de curso que los alumnos veteranos ofrecen a
los nuevos, pero el balance suele ser positivo, y en escuelas como la nuestra, aislados en medio de la huerta, esto era importante.
La delegación de alumnos con su presidente
“Santiago Mira” a la cabeza, refrendaba esta bienvenida y vigilaba su buen
desarrollo, y con Santi el asunto estaba
en buenas manos. Ambos teníamos en común
(como mi amigo Juan), ser antiguos alumnos de los Salesianos de Alicante. Santi
me animó a hacer una revista en la escuela, “Granja 420” (420 alumnos de la
escuela ese año), y recordaba como yo, con mucha fuerza, el cuento del “Hombre
de las Manos Atadas”...
Resulta que a un adolescente de unos 15 años
se le matan los padres en un accidente, y hereda todos sus bienes, con lo que
decide vivir de rentas y no salir de casa, atándose las manos para no hacer
nada malo en su vida...Sus amigos lo visitaban y le contaban todo lo malo que
había en el mundo, y él se alegraba de su opción de vida (pero olvidaban
contarle lo bueno). Finalmente, cuando ya viejo se arrepiente, se desata , pero
ya es demasiado tarde...sus manos han quedado atrofiadas.
En las Borregadas fumigábamos con cerveza
contra las “malas pulgas”a los nuevos alumnos, y llevábamos a estos “ borregos”
al corral de la pedanía, donde les devolvíamos el zapato que se les quitaba
para evitar fugas, y se les rociaba de harina y huevos mientras se amontonaban
sobre los mismos para recuperar cada uno el suyo. También se les invitaba a
almorzar y a un bonito espectáculo donde recuerdo juegos y risas con mucho
cariño.
Santi era borrego eterno, pero no de los
normales, sino de la “Tuna”, y su única salvación era que “otro” lo
sustituyera. Así que venía todos los jueves por la tarde a “la Cabaña” a por mí
para que lo acompañase a los ensayos a Murcia. Una ocasión fuimos con él Paco
Rueda con su bajo y yo con mi violín, y recuerdo que tras el ensayo Paco me
dijo: “ Carlos, a mi me van a putear, pero me defiendo con la guitarra, pero tú
con tu violín....a ti te matan”...
Finalmente me suspendieron el “Cálculo
infinitesimal” y lo de la Tuna no pudo ser.
En una Ginkana que organizamos en unas fiestas
de “San Isidro”, con el “Coche Sierra”
cubierto de ramas de limonero y los demás participantes, unos 20 coches,
también disfrazados siguiéndome, ganó el equipo de la Tuna. No fue tongo,
aunque lo parecía ya que se unieron a otros equipos que se retiraban y les
regalaban sus hormigas, patatas gigantes, firmas de oriolanos recogidas en la
glorieta (una abuela se negaba a firmar diciendo: y eso para que es....-abuela!
Para que le den más dinero a los jubilados!...y firmó con entusiasmo....”trae
para acá que por eso sí que firmo...”.
En la fiesta final en una discoteca, uno de
los veteranos de la tuna me enseñó un emblema en su capa de haber ganado un
encuentro musical en “Santiago de Compostela”. Yo y Juan le dijimos que
nosotros de Santiago nos trajimos la “Compostelana” ganada en el año 86, por
haber llegado desde 300 Km andando. El tuno se arrodilló ante nosotros y nos
dijo que eso si era valioso....y es que por entonces el “Camino de Santiago” no
era tan conocido...
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