Una noche loca y un examen de álgebra. Paquito Ruedita
Si, ya se que soy muy joven para dar consejos. Pero si tuviera que dar algún consejo, lo daría a los estudiantes de agricultura.
No hagáis trampas en los exámenes. Ya se que es tentador pero tener en cuenta que os podrían pasar cosas como estas....
El álgebra es una materia altamente tóxica. Yo estuve a punto de volverme loco con el tema de los conjuntos disyuntivos, matrices cuadráticas y demás algoritmos subjuntivos.
En la escuela de peritos, por aquellos años en los que yo hacia como que estudiaba, el temor de los alumnos a la asignatura de álgebra era legendario.
Muchos pupilos de aquél señor de bigote, tardaban años en sacarse la asignatura. Era algo curioso que el libro de álgebra, tenia la primera hoja y quizás la segunda en los alumnos mas aventajados totalmente gastada por el uso. Sin embargo a partir de la tercera página, era difícil hojear el libro porque de nuevo, muchas de estas páginas estaban pegadas.
El caso es que en el primer examen de álgebra que tuvimos, pues claro, estábamos algo desanimados. La verdad es que no decidimos presentarnos a dicha prueba.
Sentados el día antes del citado examen viendo tranquilamente la vetusta televisión en blanco y negro que nos prestó la Lola para que no nos aburriéramos mucho, de repente, la vorágine de la vida nos vino a visitar.
Dos veteranos de cuyos nombres no podría recordar, abrieron la puerta y nos dijeron que si queríamos el examen de álgebra que ellos lo podían conseguir. Por la módica cantidad de cienmil pesetas, eso si.
Las condiciones es que no se lo podíamos decir a nadie. Que lo traerían a altas horas de la noche y que si no era ese el examen no nos devolverían el dinero.
Nosotros, que pensamos enseguida en la panacea de tener el álgebra aprobada y sin estudiar, dijimos que si, que aceptábamos el trato.
Nuestro presupuesto, obviamente no llegaba ni por asomo a la cantidad aludida y por ello nos vimos en la penosa necesidad de buscar unas diez o doce personas a las que les pudiera interesar el negocio.
Nos pusimos manos a la obra, o mejor dicho al coche y nos recorrimos todos los pisos de estudiantes de Orihuela que conocíamos. Algunos de ellos no quisieron abrirnos las puertas mas por la mala reputación que teníamos que por las horas intempestivas que eran. Mas de las doce de la noche.
Finalmente conseguimos reclutar unos catorce estudiantes que como no se fiaban se vinieron con nosotros a la Cabaña y que permanecieron escondidos en rincones y bajo las camas de la casa en previsión de que volvieran los que traían el examen.
Resuelto el tema económico mas o menos, caímos en dos importantes cuestiones. La primera es que aunque tuviéramos el examen, ¿Quien lo iba a resolver?. Ninguno de nosotros tenia ni pajotera idea de la materia.Y la segunda y no menos importante...Juanillo no estaba en la Cabaña. Ese día se había ido a su casa, ya que no pensaba hacer el examen.
Ni cortos ni perezosos, nos fuimos a buscar la casa donde vivía el empollón de la clase y con alguna argucia intentar convencerle para que se viniera y nos resolviera el examen. La tarea no fue fácil en absoluto, ya que el personaje se negaba obstinadamente a concedernos su ayuda. Creo que tuvo que haber alguna amenaza de por medio para que finalmente cediera a colaborar en la tarea.
Cuando llamamos a casa de Juanillo, el teléfono lo cogió su padre. La conversación, que no olvidaré, no tuvo desperdicio.
Doce y media de la noche:
-Buenas. Está Juanillo?
-¿Que? Juanillo?¿Quien lo llama?. Está acostado.
-¿Puede decirle usted que se despierte? es un asunto muy importante.
- ¿Un asunto muy importante? ¿No puede esperar a mañana? Juanillo esta muy cansado.Decirme a mi de que se trata.
En este punto hay que aclarar que el padre de Juanillo era entonces Capitán de artillería y que por ninguna circunstancia queríamos que supiera que íbamos a comprar el examen.
-Mire usted, es que mañana tenemos un examen de álgebra y queremos que se presente con nosotros.
-Ha el examen. Si, pero me ha dicho que no ha estudiado y que no se presenta.
-Si, pero queremos hablar con él para decirle que se presente. Que nos hemos puesto ahora a estudiar y que vamos a estudiar mucho esta noche.
-¿Que? Me estáis tomando el pelo? ¿A que hora es el examen?
-A las nueve de la mañana.
-Vosotros sois los compañeros de Juan?¿Habéis bebido algo?
-Noooo, por favor, háganos caso, despiértelo que vamos a estudiar mucho.
El padre estaba bastante confuso y dubitativo.
-Ha, se nos olvidaba.....!que se traiga diez mil pesetas¡
Entonces fue cuando ya el bueno del padre de Juan no pudo aguantar mas y nos dijo que le dijéramos que cojones pasaba y que es lo que queríamos.
Finalmente no tuvimos mas remedio que confesar y Juanillo que ya se había despertado emprendió el viaje a Orihuela.
Para terminar solo diré que sobre las cinco de la mañana aparecieron los delincuentes robaexamenes y nos ofrecieron el examen que no presentaba fecha. La falta de este fundamental dato les hizo bajar la puja y ofrecernos el examen por la mitad de precio sin garantía de que fuera bueno.
Como eramos un poco ilusos pero no tontos, decidimos no aceptar el trato y se fueron por donde habían venido. Tras tres infumables años estudiando teoría de conjuntos y su asociación a las matrices, un feliz día logre aprobar la asignatura, pero esa es ya otra historia.
Otros tuvieron más suerte, los calosporros, un par de años antes de la peripecia algebraica cabañera.
ResponderEliminarSupongo que se trataba de los mismos individuos se presentan a las tres de la mañana en el piso de la calle San Cristóbal, diciendo que tenían el examen de la asignatura preferida de nuestro Paco Rueda. Aquella vez no pidieron nada de pasta, solo que les ayudaramos a resolver los ejercicios, lo que nos llevo el resto de la noche, incluso hubo que pedir ayuda a un Ruso (natural de Agost) unos minutos antes del examen
Al final salimos exitosos, hasta hubo quién presentó el examen la noche después
También recordar que volviendo del examen oimos que tocaba en Alicante el último de la fila, así que algunos emprendimos viaje a Alicante, Mateo, Oscar (buen Calasporro por aquellos tiempos) y yo. Comenzamos el el palmeral haciendo auto estop, nos llevaron hasta Crevillente, y allí tuvimos la gran suerte de que pasaba Ana Sempere que nos llevo hasta Alicante, donde disfrutamos del concierto. Otra noche sin dormir... y otra vez auto stop, nos llevaron directamente a Orihuela y nos invitaron a almorzar en Casa Corro...