domingo, 1 de febrero de 2015

La moto del Jesús. Juliete Rodríguez

Como bien dice el amigo Juanillo ,aquella anoche teníamos unas ganas locas de marcha y el transporte más a mano era el gran Paco Rueda que por las razones que fueran no estaba por la labor, pero una conjunción de las fuerzas de la naturaleza titánica, nos hacía que aquella noche el Juanillo y un servidor de todos ustedes estuviésemos imparables. Sabíamos que en el almacén de abajo existía un vespino, pero no sabíamos si funcionaba o no. De hecho, a primera vista el aspecto que tenía aquella moto era deplorable. Te quitaba las ganas de salir. Había que verla con 2 toneladas de polvo encima, que ni siquiera se distinguía de que color era, si azul o roja . El cuero que forraba el sillín estaba roto, dejando la mayor parte de la esponja al aire libre. El espejo estaba partido. En fin, una joyica de moto, pero no nos disuadió de agarrarla y ver si nos llevaba a Murcia a nuestra ansiada “destinación”.
Después de probar arrancarla a caballete y casi sacarnos la lengua en dos sesiones, protagonizadas por los autores de esta sin par aventura, y no conseguir arrancarla, no por ello no rendimos. Llevamos la “motovespinoJesús” desde Molins a Orihuela por la carretera a tirones empujándole y dándole puño. Pero no arrancaba. Yo por aquel entonces tenía otro vespino en mi pueblo, y entendía un poquito de aquellas motos, y estaba muy claro que de bujía iba bien, pero que no tenía gasolina. La prueba del algodón era que al menear la moto y no hacer el ruido característico del golpeo de la gasolina en las paredes del depósito , la conclusión era palmaria: el deposito estaba seco. Surgía un nuevo inconveniente: como conseguir gasolina a unas horas en las que estaban ya todas las gasolineras cerradas. Era ya casi la media noche y casi sin querer y darnos cuenta nos habíamos metido en las vías del tren a las puertas de Orihuela empujando la “MotoJesus”. Pero ahí tuvimos nuestro golpe de suerte al enfilar la calle de “Obispo Rocamora” justo en el edificio del “Portal” en el que vivían los calasporros, casi enfrente de la Plaza de Toros de Orihuela. Allí había una motovespino aparcada en la acera de la calle, con el caballete puesto y la correspondiente cadena echada a la rueda. (Hago un inciso aquí para recordar que no se trataba del vespino de “Tomas el de Burriana” aunque si hubiera sido el de él lo hubiéramos hecho igual). Ahora el problema era encontrar un recipiente para trasvasar la gasolina de moto a moto, como por arte de magia encontramos por la calle una botella de sidra vacía que tenía las medidas justas, es decir, ni era demasiada alta, ni demasiada baja para apoyarse sin caerse entre la acera de la calle y el depósito de la moto. Ya solo faltaba acercarse a la moto quitarle el macarrón y abrir el pase de la gasolina.
Mientras fluía lentamente el combustible hacia la botella, permanecíamos ocultados convenientemente en la oscuridad, a distancia prudencia,l entre unos arboles y la plaza de Toros junto a la” MotoJesus” sin levantar sospechas. Al cabo de unos 10 minutos procedimos a recoger la botella de sidra que ahora estaba llena de gasolina, volvimos a colocar el macarrón del vespino sirviente, y con rapidez y cautela, ya que pasaban algunos coches echamos el carburante recogido al depósito de la Motojesús, y a la primera patada la misma arranco con brío, y las luces funcionaban. No cogíamos de alegría en nuestro pellejo. Después de atravesar toda Orihuela, el calentor de la Ciudad desapareció y empezábamos a sentir por nuestras orejas y pescuezo abajo un “biruje” poco agradable y unos “lagrimosos” que se nos soltaban. En aquellos tiempos ni llevábamos casco, ni el casco era todavía obligatorio, y el frío cada vez más hacía mas mella. El bueno de Juan iba a rebufo del conductor, pero decidimos parar esta vez a tomar algo de gasolina nosotros ya que en verdad lo necesitábamos para calentarnos y hacer más llevadero nuestro viaje a los Bares de MURCIA. Paramos en el primer bar abierto que vimos en Desamparados, y con tal fortuna que era un Pub en el que estaba de camarera una tal “Mari” que conocía de los tiempos de mi primer año en el Palmeral, ya que íbamos siempre a su Pub después de comer a tomar café con los compañeros de aquel entonces.- (Abro un inciso, porque no quiero que se me olvide. Recuerdo la primera vez que vi al Chema. Era mi primer año en Orihuela y yo todavía no estaba metido en el beregenal este que es el el Club selecto de Calaporros/Cabañeros ni sabía que existiría por aquellos tiempos. Fue en este bar del Pameral. Éll iba con el Mateo y más amigos. Teníamos la costumbre de ir a ese bar a tomar cerveza, de cuyo nombre no me acuerdo, y en el que trabajaba una camarera,- que en aquel momento no había otra en la comarca- que se le adivinaban unos atributos superiores femeninos, mas generosos que habíamos visto cualquiera de nosotros hasta entonces en la vida real, y nos atrajo como un iman al hierro. Luego ya veía al mismo tipo en la Escuela, pero todavía no teníamos relación, aunque ya nos saludábamos al pasar uno por enfrente de otro).
La Mari se alegró de vernos después de tanto tiempo y se convido a la ronda que consistió en DOS COPAZOS de de Brandy Magno. Aquel Líquido hizo efecto y con tales Calorías adquiridas, ya estábamos en condiciones de llegar, no a Murcia, sino a Albacete de un tirón.

La cosa ya marchaba mejor y viento en popa y la moto para lo vieja que era fue a puño enroscao todo el rato. Qué nervio que tenía la moto aquella!... Sin mayores percances después de pasar por “Puentetocinos” alcanzamos la “Muy Noble Ciudad de Murcia”, y en el primer semáforo en el que nos recibe la ciudad (estaba en rojo), haciendo stop, un coche de los municipales. Dudamos entre ponernos detrás de ellos o a su par. Al final, como somos gente honrada de buenas familias, y no teníamos nada que esconder, decidimos ponernos a su par. De lo que aconteció después paso a contaros El conuctor del “cochepolicía” bajo la ventanilla del coche patrulla, y después de unas educadas buenas noches, a lo que respondimos nosotros con aun mas educadas buenas noches , nos indica que nos echásemos al rellano que había en las inmediaciones, que querían hacer unas comprobaciones rutinarias. A lo que respondimos con saludo militar y diciéndoles que lo que les hiciera falta, que estábamos a su completa disposición. Nos piden el DNI y comprueban que uno tiene domicilio en Las Torres de Cotillas, y el otro de Guardamar del Segura. Y nos preguntan de que nos conocíamos nosotros siendo de lugares tan dispares. Les respondemos que eramos compañeros de estudios y piso en Orihuela, y que estábamos estudiando Ingeniería Agrícola en Orihuela. En Orihuela? Dice el Policía. Venís desde Orihuela en vespino? A lo que respondimos que sí. Estáis Chalaos o qué? A lo que respondemos que no, y que eso no era delito. ¿A qué venís a Murcia ?.- Sigue preguntando el policía. Pues nada, que tenemos a nuestra amiga, compañera y Novia: “Cristina” ,que está trabajando de camarera en el “Código”, y venimos a verla y tomarnos unas copas con ella, a las cuales están invitados Ustedes también , si quieren. Nos referíamos a Cristina Rubio, una Murcianica muy salada de “Murcia Capitá” de la “Cuadrilla de Roxana la de Albatalia”. Era totalmente cierto que era amiga y compañera de estudios, pero no lo último, aunque lo dijéramos. Prosigue el Interrogatorio policial y nos pregunta que cuál de los dos era el dueño de la moto. Les decimos que la moto no era de ninguno de las dos. Entonces: ¿de quién es la moto?- pregunta el policía ya en un tono un poco mas firme. ¡¡¡¡¡Hombre señor Guardia, de quien va ser esta Moto,- le respondemos¡¡¡¡¡¡ Esta Moto no puede ser otra que la de nuestro amigo y compañero de piso Jesús Cerezo, que nos la ha dejado prestada. (Aquello fue una Ocurrencia, un Happening como diría Cayetano el Pintor).
Ya que la cosa se iba haciendo un poco larga apresuremos a la Guardia Municipal para que fuesen terminando que se iba haciendo tarde e insistiéndoles que aligeraran y se viniesen ha tomarse unos Wiskis que se los merecían por su trabajo y buenas personas que eran. No se le ocurre otra cosa que preguntar al Municipal por la placa-matrícula de la Moto ¿ que por qué no la llevaba.? A lo que le respondo yo, que había municipios que no era obligatorio llevarla puesta. Sin ir mas lejos como en mi pueblo: Guardamar “ , lo que les dije totalmente convencido (después me enteré que sí, que era obligatorio, pero que ni se preocupaban de multar ni exigirlas en aquel entonces en Guardamar, y era por lo que yo, por ejemplo, en mi vespino no llevaba la placa identificatoria y lo consideraba normal. La Cosa se puso un poco tiznada, ya que querían ver el Nº de bastidor del vespino, a lo que le respondí que para eso hacía falta un destornillador para quitar la tapa, y papel de calco y que yo no disponía en aquel momento de semejantes herramientas. No hay problema, dice el Sr. Guardia Municipal, yéndose al coche patrulla, vuelve armado con un destornillador de estrella y linterna, y después de quitar la tapa y acceder a la numeración vuelve al Coche Patrulla mientras nosotros nos quedábamos con el otro Guardia. Estando conversando con el otro guardia, oímos como pasaba los datos del Nº de bastidor a la central remarcando que dicha numeración pudiera corresponder probablemente de un CICLOMOTOR SUSTRAIDO. A lo que le decimos que como podían pensar que nosotros habíamos sustraído el ciclomotor y que el ciclomotor no era de otro sino que de nuestro compañero y amigo Jesús Cerezo, y que ya estaba bien de tenernos allí parados, que hacía frío, y que lo tenían que hacer era dejarnos ir, archivar el caso y venirse con nosotros de copas, y que si no querían porque estaban de servicio pues luego a la 6 de la mañana cuando terminaran su turno. Reiterándoles de nuevo y amablemente nuestro humilde ofrecimiento. A lo que ya bruscamente, y de modos poco vaticanos, nos responden por primera vez los municipales que ellos ni ahora ni mas tarde se iban a venir con nosotros de copas a ningún sitio ni a ninguna hora. Les contestamos no se pusieran así que no había para tanto. Después de dar negativo en lo del bastidor sustraído, nos dejaron marchar, supongo que si no nos multaron por ir dos montados en un ciclomotor fue porque se les paso o pensaron que la multa no iba a llegar a nuestros domicilio. Ya estábamos en nuestra ansiada Murcia. Aparcamos el vespino en una semicurva enfrente de la “Puerta Principal de la Universidad Vieja de Murcia”, a pelo: ni llevábamos cadena ni candado para atarlo, ni nada. También pensamos que quien se iría a llevar esa moto con la pinta que tenía , delito también tendría el que se la llevará
Después de una larga noche de marcha a tope como dos cosacos, al romper el alba fuimos a por la moto para volver a Orihuela, pero ante nuestra sorpresa la moto había desaparecido.Nos dio la corazonada que aquello no era cosa de “chorizos vulgares” o gamberros sino mas bien de la Policia, Preguntamos por el “Depósito de Vehículos municipales”. Resultó estar por el Barrio del Carmen. Me parece bastante lejos de donde nos encontrábamos. Después de una larga caminata dimos con tal “Depósito”, preguntamos al guardia de turno si habían recogido un vespino de las características del nuestro, Nos dijeron que sí. Preguntamos si nos dejaban verlo para asegurarnos que era el nuestro, a lo que accedieron cortésmente, Allí fue por donde vimos por última vez la moto de nuestra aventura, por que allí estaba, era ella sin ningún genero de dudas. Nos interesamos de como podíamos rescatarla de allí, nos contestaron que trayendo la documentación de la misma. Eran ya las diez de la mañana cuando cogimos el tren de regreso para Orihuela, cansados como burros después del trote que nos dimos. De la pedida de documentación a la dueña la LOLA y lo que después paso lo podemos intuir. La MOTOJESUS no tenia papeles porque la cogería de por ahí probablemente el dueño, el tal JESÚS CEREZO, que en gloria esté, y el Angel de la Guarda nos evitó aquella noche, como otras muchas después, un “marrón” con la policía, porque podríamos haber ido al “cuartelillo” directamente sin pasar por el “Código” aquella misma noche. Pero lo dicho, aquella noche el Juanillo y un servidor eramos imparables. PD: Un privilegio y honor el haberos conocido a todos y poder disfrutar de vuestra amistad.

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